En el año 1858, Lima y el Callao sufrieron las consecuencias de una epidemia de fiebre amarilla. Debido a ello, las autoridades chalacas dirigidas por el entonces director de la Beneficencia del Callao, Gregorio Hurtado, decidieron crear un cementerio moderno en uno de los caminos a Lima.
La primera piedra fue colocada en octubre de 1859, siendo inaugurado el camposanto en enero de 1862, por el presidente Ramón Castilla.
Las cifras hablan que en el primer año de funcionamiento, se enterraron en el nuevo camposanto casi 12 mil cadáveres, víctimas, en su mayor parte, de la fiebre amarilla, muchos de ellos párvulos.
En el Baquíjano, encontramos diversos estilos arquitectónicos en sus mausoleos, criptas y tumbas, además de hermosas esculturas muchas de ellas importadas desde Italia, así como grandes personalidades chalacas y nacionales.
También están los chalacos que cayeron en la Guerra del Pacífico con un mausoleo hecho de mármol; la tumba del grumete Alberto Medina, el Dr, Santiago Távara, la primera guitarra del Perú Don Óscar Avilés, Eduardo Raygada, el coronel Néstor Gambetta, Sarita Colonia, entre otros personajes.