Una vez que invadieron los españoles nuestra región, bajo las órdenes de Francisco Pizarro, buscaron un lugar adecuado para fundar una ciudad, de preferencia en la costa con el fin de estar prestos a subir a sus naves ante cualquier emergencia, o para conjurar cualquier ataque o invasión por mar del territorio conquistado.
Pizarro, que se hallaba en Jauja, se dirigió a la costa en los primeros días de 1534. En la segunda quincena de ese mes, estaba ya en Pachacamac, desde donde envió a tres comisionados, Ruy Díaz, Juan Tello y Alonso Martín de Don Benito, para que buscasen un asiento; recibida la declaración jurada de los comisionados, el Gobernador con los oficiales reales y demás personas, se trasladó a la comarca de Lima para certificar las bondades y excelencias del lugar señalado, procediendo a fundar la Ciudad de los Reyes un lunes 18 de enero de 1535. Fue denominada así en atención a que la festividad religiosa más próxima, fue la de Epifanía en honor y memoria de los Reyes Magos que fueron a Belén.
La fundación se realizó en el centro de la que habría de ser la Plaza Mayor, donde se colocó la picota o madero alto.
El plano de la nueva ciudad se confeccionó días antes de la ceremonia, este demarcaba 117 manzanas llamadas islas o cuadras, dividida cada una en cuatro partes o solares. Cada cuadra tenía 450 pies de lado y las calles 40 pies de ancho. El mismo día de la fundación se inició el reparto de solares, reservándose Pizarro una cuadra, que es la misma que hoy ocupa el Palacio de Gobierno.
Al paso de los años el nombre de Ciudad de los Reyes se fue utilizando cada vez menos; adoptándose la designación de Lima, nombre que usaban los indígenas para designar el lugar donde los españoles se habían asentado. Si bien esto ocurría en la comunicación diaria o familiar, en los instrumentos públicos de contratos, en las escrituras públicas, etc., se seguía usando el nombre de Ciudad de los Reyes.