Coronel Antonio Villalar. Combatiente chalaco en la batalla de Junín: 6 de agosto de 1824

Coronel Antonio Villalar. Combatiente chalaco en la batalla de Junín: 6 de agosto de 1824

Este personaje había nacido en el Callao el 7 de noviembre de 1805, incorporándose desde muy joven a la causa independiente, estando presente en las batallas decisivas de Junín y Ayacucho, triunfos que consolidaron la libertad nacional y sudamericana.

 

Una de las principales batallas por la consolidación de la independencia del Perú, fue la librada el 6 de agosto de 1824, en la llanura de Chacamarca, Junín, entre las caballerías patriotas comandadas por el libertador Simón Bolívar y las realistas, dirigidas por el brigadier José de Canterac. Sólo se emplearon armas blancas.

 

El choque de ambas fuerzas fue tan violento, que algunos escuadrones patriotas se vieron obligados a retroceder, por ello Bolívar se dirigió al pueblo de Reyes.

 

Cuando la victoria parecía favorecer definitivamente a la caballería virreinal, intervino el 1er Escuadrón del “Regimiento Húsares del Perú”, que debía retirarse para no verse comprometido en la derrota; este escuadrón era conducido por el comandante argentino Isidoro Suárez. La orden de retirada sería transmitida por el sargento mayor peruano Andrés Rázuri, quien apreciando que atacando por la retaguardia podía obtenerse una gran ventaja, sugirió a Suárez dicha acción. Así se hizo y la caballería realista, sorprendida, se desordenó y tuvo que replegarse por el camino que conduce a Tarma. 

 

Enterado de este triunfo, Bolívar cambió el nombre del “Regimiento Húsares del Perú”, por el de “Regimiento  Húsares de Junín”, que aún conserva. Esta victoria fue decisiva para la causa patriota, porque produjo total desmoralización entre los virreinales, encontrándose en esta crucial batalla el oficial chalaco Antonio Villalar.

 

Tras estos enfrentamientos, Villalar siguió con su vida castrense participando en las campañas subsiguientes y los avatares que conlleva la vida militar, ocupando luego algunos cargos administrativos en el ejército, llegando al grado de coronel. Tras su retiro y dedicado a la vida familiar, falleció de apoplejía el 18 de octubre de 1859, siendo asentada su partida de defunción en la parroquia de San Sebastián en Lima y sus exequias realizadas en el templo de San Francisco.